Alfa y Omega de la fe
vivencia por generaciones
amantes de Cristo
amantes del África negra
movidos por tu pasión
recorriendo tus rutas de
pobreza, castidad y obediencia
todo despojo
todo amoroso
todo dependiente
de Aquel que quiso
tu existencia, África,
y por ti envió la vida,
la respuesta amorosa de su Amor.
¡Oh, mi África!,
tan querida por mi Señor.
Hoy, Él me mira y me pregunta
si quiero que por mi humanidad
te siga amando,
queriendo y salvando.
Señor, sí quiero, te quiero,
quiero a esta porción
amada y buscada
tan sufrida y golpeada
de tu corazón,
tan cerca de tus entrañas,
a ella me debo
y por ella quiero vivir
dando minuto a minuto la vida
por verte renacer en su vida.
África, levántate,
camina esperanzada
pues el buen Dios
a ti volvió sus entrañas
y te dio su ser.
Tú eres por siempre suya,
y Él te amó, te ama y te amará,
verde tierra fecunda
que te encaminas
hacia el amor, y desposorio
definitivo con tu Dios.